Este Weblog tiene la finalidad de difundir la Propuesta Socioeducativa de la Institución Teresiana para América Latina, es una copia fiel del Libro publicado en su 2da. edición 2009. También encontrarán otros libros importantes en archivos pdf. Prof. César A. Véliz Fernández

1.1 - Contexto y perspectivas latinoamericanas


1. Hoy por hoy, la desigualdad y la pobreza apuntan a constituirse en un rasgo persistente en Latinoamérica, el cual,  asumiendo la posición más optimista, tiene una solución  a muy largo plazo. En consecuencia, todo análisis de la realidad actual del continente debe vincularse al marco problemático mayor constituido por la exclusión, la desigualdad, la pobreza y la violencia estructural y a las corrientes que manifiestan un potencial de cuestionamiento y superación de estas condiciones, como son los movimientos sociales por la democracia, por la ciudadanía plena, los derechos humanos y la paz ciudadana.
 2. Nuestra mirada a la realidad latinoamericana del presente no pretende abarcar toda la complejidad de la situación actual del continente en su globalidad, ni de  los distintos contextos nacionales y regionales. Se limita a pasar balance a tres grandes intentos en que se han involucrado nuestros países de la mano de sus dirigentes y de organismos internacionales que los han orientado. Uno es la contextualización de Latinoamérica en el orden de la “globalización” o “mundialización” que está teniendo lugar en estos momentos. Los otros dos recogen, por una parte, las lecciones de los procesos de ajuste y reestructuración pasados y presentes, así como de las llamadas “reformas económicas” para alcanzar una visión más comprensiva y profunda de la interacción entre los factores estructurales de fuerte sedimentación en la realidad latinoamericana, y las políticas que se diseñan y aplican en el continente bajo los auspicios de las agencias y organismos internacionales que supervisan, evalúan y acreditan dichas políticas. Por otra parte, las lecciones de las llamadas “reformas políticas” con el fin de establecer los límites de la reforma de carácter institucional y legal en América Latina.
 3. Recordemos que en América Latina, desde hace poco más de dos décadas, se impuso un discurso del desarrollo basado en la fe del libre mercado, la apertura de la economía y la política del incentivo a las exportaciones sobre la base de aprovechar las ventajas comparativas de cada sociedad. Esto fue acompañado de la fe en los procesos de reforma del Estado con énfasis en su empequeñecimiento y eficientización, para alejarlo de lo que ha sido considerado como el gran pecado del Estado en Latinoamérica: la tentación populista. Con ello, se pusieron de moda los temas de la privatización, la descentralización y la desregulación. Siguiendo las pautas trazadas por los organismos financieros internacionales se obró, en consecuencia, privatizando servicios y empresas que eran manejadas (hay que reconocer que con mucha frecuencia muy mal manejadas) por el Estado, poniendo fin a la figura del Estado-empresario. En suma, estamos hablando de lo que hemos llamado “neoliberalismo”.
 4. El concepto de globalización-mundialización tiene la característica de presentarse en un mismo enunciado con dos predicados totalmente opuestos. Por un lado, la globalización es un proceso que presenta grandes oportunidades. Por el otro, también presenta grandes riesgos. ¿Cuáles son las oportunidades y riesgos de América Latina en el contexto de la globalización? Uno de los aspectos centrales del proceso globalizador actual es la nueva división entre países capaces de entrar en la economía del conocimiento y países fuera de ella. Con la expresión economía del conocimiento nos estamos refiriendo al nuevo sector tecnológico que parece destinado a modificar profundamente las formas de crear riqueza, conformado básicamente por la industria informática, de telecomunicaciones,  biotecnología y producción de nuevos materiales.
 5. En la actual situación de desigual acceso a las tecnologías, los países semi-periféricos y periféricos intentan ganar participación facilitando con incentivos fiscales la entrada de inversión extranjera directa así como también de capitales financieros móviles. Estos últimos circulan de país a país allí donde encuentren mayores incentivos de rentabilidad.  Tan fácilmente como pueden llegar, así de fácil pueden moverse hacia otros mercados a la menor señal de desequilibrio o de disminución de los incentivos. Por lo regular, los incentivos que estos capitales reciben en países periféricos consisten en una moneda barata, salarios bajos, apertura y liberalización del sistema financiero interno. Esto último constituye una vulnerabilidad significativa para los países latinoamericanos.
6. Siendo la globalización un proceso en el que circulan no sólo los capitales y los productos, sino también representaciones culturales, entonces en un contexto asimétrico  como el señalado, se crean relaciones de subordinación significativas entre elementos culturales "globales" (regularmente provenientes de las naciones centrales) y elementos de las culturas locales. En dicha relación asimétrica, los valores locales siempre están en desventaja simbólica frente a los globales. La globalización puede en muchos casos presionar a la des-estructuración de culturas e identidades. No es de extrañar que se produzcan resistencias significativas a esa nueva colonización.
 7. En algunos casos, esto puede implicar inclusive la aparición protagónica en ciertos espacios locales de etnias particulares que hasta ahora han sido subordinadas y oprimidas por los estados nacionales latinoamericanos, por responder estos, a una matriz ideológica-cultural eurocéntrica. En este sentido, es una exigencia ineludible empeñarnos a fondo en la comprensión de la variedad cultural y religiosa de las sociedades latinoamericanas que, en muchos casos, han sido negadas hasta ahora y promover una práctica educativa que reconozca valores, identidades y experiencias múltiples que demandan una comprensión diferente de la nación. El primer obstáculo a vencer, probablemente, es nuestra propia concepción de la nación como un todo homogéneo y uniforme - que es la visión dominante- y afirmar una idea de lo nacional como un todo diferenciado, cuya riqueza es articular  políticas de igualdad con el reconocimiento de las diferencias socioculturales y religiosas.
 8. Un leve ejercicio de la memoria nos permitiría recordar que en los ochenta se justificaron los ajustes estructurales con el argumento de que el modelo de desarrollo latinoamericano no daba más y de que las economías de los países de la región no crecían lo suficientemente ni para pagar las obligaciones de la cuantiosa deuda acumulada en los años setenta. Es a partir del ajuste que la economía, como disciplina científico-social, adquiere un status privilegiado de ciencia única, sobre todo cuando se la entiende como la encarnación de la visión neoliberal; y esto tendrá como consecuencia el papel hegemónico de esta visión: pareciera que nada puede ser pensado si no es con los términos de la propuesta neoliberal de la economía. Esto se reforzó con el consenso apoyado por gobiernos de países centrales y por los organismos internacionales que estos controlan: a pesar de lo doloroso que fue el ajuste, peor hubiera sido no ajustarse.
 9. El ajuste, al parecer, logró poner a los países latinoamericanos en condiciones de reencauzar sus exportaciones después de la “década perdida” de los años 80, hasta el punto de que su volumen físico se triplicó en 1998 con respecto a la cifra de 1980. Sin embargo, el ingreso por habitante aumentó en dieciocho años apenas un 3%, lo cual indica que el crecimiento de las exportaciones no se refleja en el aumento del ingreso ni en la mejora de la calidad de vida.
 10. En tal sentido es notorio el hecho de que la interpretación de estos procesos en la visión neoliberal no asume determinados factores que podrían explicar estos problemas (por ejemplo, el deterioro de los términos de intercambio). Esto significa que la manera como interpretamos y conocemos los fenómenos influye en el tipo de política y de medidas que adoptamos. Siendo esto así, mientras los organismos que condicionan las políticas así como los hacedores de éstas visualicen de esta manera el proceso, los países latinoamericanos no podrán salir de los dilemas que el presente proceso de globalización les impone.
 11. Desde los años ochenta, bajo condiciones de ajuste estructural, hubo un fuerte impulso hacia la democracia en América Latina para remover los regímenes militares autoritarios o para profundizar en el régimen democrático. Al mismo tiempo, tanto algunos actores de la sociedad civil como actores internacionales (contando entre estos a los mismos organismos internacionales embarcados en el ajuste) sintieron que las medidas económicas no se podían sostener sin hacer algunos cambios político-institucionales.
12. De inmediato se evidenciaron dos visiones relativamente diferentes. Por un lado, estaba la visión que era y es la dominante en los organismos internacionales de que las reformas político-institucionales deben acomodarse a los parámetros propios de la racionalidad del mercado, y por otro lado, la visión que ve en los procesos de reforma política e institucional una transformación del Estado y del espacio público llamado a garantizar la participación de la población en su condición de ciudadanos y ciudadanas.
13. Las reformas constitucionales en esos años fueron clave para introducir reformas importantes en la institucionalidad política latinoamericana. Uno de los puntos más sensibles fue el de la descentralización. Esta expresa la ambigüedad que le comunican al concepto las pugnas entre las dos corrientes aludidas arriba. Mientras la tendencia de los organismos internacionales y algunos actores locales entiende la descentralización como íntimamente ligada a la privatización, la orientación más “societal” la propugna como un mecanismo de democratización social que le daría a los actores sociales la posibilidad de acceder al poder local y a sus representantes más directos. Pero más interesante aún, es comprobar que, entre las dos posiciones polarizadas, puede aparecer - cuando del problema del desarrollo se trata - una perspectiva aparentemente “popular” favoreciendo la privatización en pequeño, por su potencial para posibilitar el desarrollo en el ámbito local.
14. Pero esto no significa que las expectativas puestas en los procesos de descentralización estén cercanas a cumplirse. Debemos tener presente el hecho de que los objetivos de las reformas político institucionales no se realizan cuando se llevan estos al papel -aunque sea este el del texto constitucional -  y que en esa situación, cabe la tarea de cuestionar aquellas otras prácticas que en el mundo de la vida reproducen los valores ligados a la vieja tradición del clientelismo y del patrimonialismo y que sabotean desde dentro los esfuerzos reformadores. Esto implica la necesidad de re-elaborar el concepto de democracia como horizonte de las prácticas alternativas que tendrán por objeto fundar formas auténticas y empoderadoras de participación, en las cuales está comprometida la tarea educativa del presente en función de contribuir a formar ciudadanos(as) con capacidad de participar en los procesos de toma de decisiones de sus gobiernos, de convivir en paz con otros ciudadanos(as), de reconocer los derechos del otro tanto como los propios. El reto está de nuevo en saber ir sedimentando tales valores en un nuevo "sentido común", una nueva cultura política.
 15. Cuando se hacen intentos de reformas institucionales supuestamente orientados a fortalecer los derechos de ciudadanía en un contexto de exclusión como el presente, muchas veces las presuntas reformas sólo contribuyen, de manera perversa, a invisibilizar las fallas estructurales que determinan los problemas que el discurso de la reforma dice querer resolver. Porque, ¿cómo se explica que después de dos décadas declarándole la guerra a la pobreza, esta no se reduzca sino que, en algunos casos nacionales, inclusive aumente? ¿Cómo explicar que después de repetidos ajustes y un presunto crecimiento reflejado en la triplicación de la oferta exportable de América Latina, la distribución del ingreso sea, comparada con otras regiones, la más desigual del planeta? ¿No estaremos siendo atrapados por una suerte de fetichismo reformista e institucionalista que nos lleva a creer que las reformas económicas y políticas por sí solas pueden conducirnos al desarrollo, a la consolidación de la democracia y al fortalecimiento de la ciudadanía?
 16. En medio de muchas dificultades y contradicciones, se van fortaleciendo en el continente búsquedas de alternativas en la construcción del pensamiento, de modelos  socioeconómicos y de prácticas sociales. Estas alternativas están orientadas a reforzar los procesos de democratización, de carácter participativo y popular, reconocer la riqueza de la diversidad cultural y religiosa de nuestros pueblos y favorecer la calidad de vida de todos y todas. La educación está llamada a ser un elemento fundamental en la consolidación de este proceso.